Victor Frankl fue un prominente psicólogo judío que sobrevivió a 2 campos de concentración. Liberado en abril de 1945, casi todos en su familia habían sido asesinados. Basado en su experiencia en los campos bajo condiciones inhumanas, escribió un libro éxito en ventas: El hombre en busca de sentido.
Allí describe la necesidad primaria de todo ser humano, a diferencia de los animales, de encontrar sentido a la vida.
“La primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia existencia […] Hay mucha sabiduría en Nietzsche cuando dice “Quien tiene un POR QUÉ para vivir puede soportar casi cualquier CÓMO” [… ] Los campos de concentración nazis fueron testigos de que los más aptos para la supervivencia eran aquellos que sabían que les esperaba una tarea por realizar”.
Adhiero a estas sabias reflexiones de Victor Frankl. Pero me pregunto si además de que el hombre busque sentido, existe también un fenómeno inverso en donde sea el sentido el que busque al hombre.
“La primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia existencia”
De acuerdo a Frankl es el ser humano quien busca un sentido. De acuerdo al judaísmo existe también otra corriente más fuerte aún, en donde es el sentido quien busca al ser humano.
Cada persona que nace, cada alma que baja a este mundo físico, porta una responsabilidad: una misión de vida, un tikun (reparación / corrección) personal. Y es precisamente esta misión el verdadero sentido de su existencia.
Hashem reparte el tikun olam (la reparación del universo) entre todas las almas, en donde cada una debe aportar su pieza del rompecabezas universal para lograr entre todos la armonia y perfeccion universal.
Siendo que cada misión requiere de diferentes herramientas específicas, Hashem diseña el contexto y escenario de cada uno brindándole todo lo necesario para que pueda lograr su misión peculiar. En este escenario se encuentra por ejemplo la familia, país y época en la que nacemos, como así también las características y aptitudes físicas sociales psíquicas y espirituales.
Ahora bien, ¿qué ocurre en el caso de que el hombre, sea cual fuere el motivo, no busque su sentido? Entonces Hashem mueve y maneja las cosas para que ese sentido pueda encontrarlo a él. ¿Cómo lo hace? Nos enseñan los sabios: “Arbé shelujim lamakom” “Hashem tiene múltiples enviados/medios”. Puede ser un despertar interno, o bien determinadas situaciones externas que nos conducen hacia determinado lugar. Nuestro sentido nos persigue a lo largo de toda nuestra vida. Puede ser que vaya variando de disfraz, a veces en forma de familiares, otras en forma de obstáculos o problemas, pero de una u otra manera por detrás de todos estos disfraces se esconde exacta y sistemáticamente nuestro sentido, nuestra misión. El sentido nos persigue, y no se da por vencido hasta que nos alcanza.
Veamos algúnos ejemplos.
El profeta Ioná recibe de Hashem la difícil tarea de transmitir Su mensaje a la ciudad de Nínive, capital de Asiria. Esta era su misión específica en ese momento. Iona huyó de Israel por barco para silenciar la voz de la profecía que sólo podía ser escuchada en la Tierra Santa. Una vez en alta mar se despierta una terrible tempestad que amenaza con hundir el barco, hasta que Iona advierte a sus compañeros: ”A causa mía está ocurriendo esta tempestad. Arrojenme al mar y verán como cederá”, y así ocurrió. Una vez en el agua un pez gigante se traga a Iona y termina llevándolo a orillas de la ciudad de Nínive para que pueda realizar su tarea.
El mensaje de la profecía de Iona nos habla en particular a cada uno de nosotros. El Gaón de Vilna nos dice que la travesía de Iona es una travesía que todos hacemos. Nacemos con un entendimiento subconsciente del hecho que tenemos una misión. A menudo buscamos escapar porque sentimos que nuestra misión es demasiado difícil de alcanzar. Así es que intentamos huir de nuestra responsabilidad colocándonos en una posición de víctimas, intentando culpar a otros o al entorno. Y es allí donde Hashem nos envía señales y sucesos que nos sacuden y re-ubican nuevamente en el carril de nuestra misión específica.
La Reina Ester. Nuestro pueblo se encontraba en el exilio Persa y Meda fuera de la Tierra de Israel. Allí, el rey Ajashverosh comienza su exhaustiva búsqueda de una nueva reina, que concluye con la elección de Ester. Varios años después, surge el decreto de exterminio total de todo nuestro pueblo propulsado por Haman Harasha y el rey Ajashverosh. En ese momento, Mordejai le manda a decir a la reina Ester: “es hora de que te presentes frente al rey para interceder a favor de tu pueblo!
Pero Ester le responde que teme por su vida, ya que presentarse frente al Rey sin haber sido llamado podría ser castigado con la pena de muerte. A lo cual Mordejai responde firme y contundentemente: “Y quien sabe si para llegar a este preciso momento llegaste a ser Reina”. No hizo falta ni una palabra más para que Ester acepte el desafío y cargue su responsabilidad. Mordejai le transmitió a Ester: por más difícil que parezca, no intentes escapar de tu misión. Ya ves claramente como Hashem manejó la historia y todos los acontecimientos para que llegues a ser reina y puedas cumplir tu objetivo, ese es todo tu sentido. Le aclaró que no intentara escaparse de su misión: “No pienses que tú tienes más oportunidad de salvarte dentro del palacio del Rey que el resto de los judíos del reino. Pues si tú guardas silencio en tiempos como estos, el alivio y la liberación de los judíos surgirá de otro lugar, pero tú y la casa de tus padres perecerán”. Más claro imposible. Mordejai le resalta que si Hashem la condujo hasta este lugar en este preciso instante es para que pueda cumplir su misión, y que en caso que intentare escapar no solo estaría truncando su sentido espiritual sino también el de sus antepasados, ya que toda la cadena de las generaciones cobran sentido y están conectadas en la misión de cada eslabón de la cadena.
Nuestro gran maestro Moshe Rabenu. Hashem se le revela en la zarza ardiente para enviarlo como salvador de la esclavitud egipcia. Pero Moshe se rehúsa. Primero cuestiona: “soy yo para ir al y para sacar a los Hijos de Israel de Mitsraim?”. A lo que responde Hashem: “…estaré contigo…”.
“
“Moshé respondió y dijo “pero ellos no me, y tampoco mi voz…”. Frente a lo cual Hashem le instruye obrar determinadas señales y milagros. Pero aún así, insiste Moshé: “Por favor mi Señor, yo no soy varon de palabras […] pues pesado de habla soy”
“El Eterno le dijo: ¿Quién puso boca en el ser humano? ¿O quién hace al mudo o al sordo, al vidente o al ciego? ¿Acaso no Yo, el Eterno? Y ahora v estaré con tu boca y te enseñaré lo que has de hablar”
“Pero él (Moshé) dijo: “Por favor, mi señor, ahora por intermedio de quien has de enviar”.
“Entonces se encendió la ira del Eterno contra y dijo: “¿No es Aharon tu hermano, el leví?
[…] Él por ti al pueblo” Obviamente un mucho más profundo de lo que a simple vista parece ser. Aunque podemos aprender una clara lección: cuando Hashem quiere que cumplamos nuestra , no hay excusa posible para liberarnos de ella. Cualquier argumento queda frente a todas las herramientas que Hashem nos pone a para lograr cometido. Y finalmente, explican nuestros sabios que debido a esta negativa de Moshe en aceptar su tarea es que pierde su original como kohen pasando ésta a ser atributo exclusivo de Aharon y sus (Esto queda insinuado cuando al referirse a Aharon, Hashem lo llama simplemente “el leví”, haciendo que el rol de kohen estaba guardado originalmente para Moshé).
ESPACIO – TIEMPO – SER
Estas son las 3 coordenadas que atraviesan toda la existencia. Yo, aquí y ahora. Llevándolo a nuestro tema: Hashem nos ubica en un determinado lugar y en un preciso momento
para que nosotros podamos desempeñar nuestra misión. Y lo más paradójico es que muchas veces desperdiciamos nuestro tiempo y energía protestando y quejándonos del contexto y situación en lugar de comprender que es precisamente aquel contexto diseñado por Hashem el que nos permite poder cumplir con nuestra misión.
EL SHOFAR
Y cuando llega Rosh á es tiempo de replantearnos nuestra, lo que Hashem espera de nosotros. Nuestro sentido de vida justificará un año de existencia.
Fue precisamente el primer Rosh de la historia en el que Hashem le formula a Adam una seria pregunta como respuesta a su tropiezo original: “HAIEKA?”
Significa: ¿Dónde estás? ¿Cuál es tu nivel espiritual? ¿fue del sentido y de tu vida? Y con Rosh Hashaná suena bien fuerte un sonido que estremece y sacude: el shofar. En su simpleza no enuncia palabra alguna, pero lo dice todo.
El shofar no solo viene a recordarnos el sentido espiritual de nuestra existencia, sino a replantearnos si efectivamente estamos invirtiendo nuestro tiempo, recursos y de modo coherente y con dicho objetivo.
No solo el hombre busca sentido dentro de un contexto dado, sino que una vez dado cierto sentido, el contexto lleva al hombre a encontrarlo.
Es verdad. El hombre busca sentido. Pero fuerte aún: El sentido busca al hombre. Abracemoslo.